La presencia incierta de un
posible nuevo volcán en la isla (¿el mil uno?) se hace perceptible de diferentes maneras:
Aviones sin turistas
Carreteras cortadas
Pequeñas caidas de piedras
en las carreteras
Desprendimientos en carreteras ya cerradas (Cerca del túnel del Parador, en El Roque de la Bonanza)
Playas sin bañistas
Calles vacías
Estaciones de medición de
gases
Puertos sin barcos
Equipamientos hoteleros vacíos
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